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Pedro Solans: el Che, Ramón Ayala y la tierra sin mal

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Solans

El fin de semana, el periodista y escritor cordobés Pedro Solans presentó en Posadas, en el marco de la Feria del Libro que se realizó en el cuatro tramo de la costanera, su último libro: “Oscuro y sin luceros”, de la editorial española Avant.

Es una obra de carácter social, que la casa editora ubica en el territorio de la ‘poesía negra’, donde Solans explora en las desigualdades de género, aportando una perspectiva que, a juzgar por textos que han trascendido al lanzamiento, lleva la lectura a situaciones límite, que por cotidianas se vuelven invisibles.

“En la penumbra de la calle/ la guerra,/ y en el portal  de una iglesia/ una niña dormida,/infancia perdida. // Los goles dejaron huellas,/ cicatrices de la barbarie./ Robada de belleza,/ se esfuerza por vivir.// En sus ojos café se refleja/ el paisaje de un mundo/ impiadoso,/ donde crece el horror (…..)”, se lee en uno de los poemas.

“La cita alcanza para saber de qué se trata, sobre qué habla esta poesía que hunde sus palabras en el barro de la más cruda y dolorosa realidad que -sobre todo aunque no exclusivamente- se vive hoy en este Tercer Mundo, cada vez más grande y necesitado, que inventó y alimenta el poder y la riqueza concentrados en unas pocas manos”, opina el poeta cordobés Aldo Parfeniuk, sobre este último poemario de Solans.

De testimonio en testimonio, la poesía de Pedro Solans avanza ocupándose no solamente de los que no tienen voz, sino de lo que pocos se ocupan: víctimas de abusos, inocentes masacrados, transexuales estigmatizados y/o artistas discriminados por convenciones sociales y climas de época que los reconocen como extraños o peligrosos”, escribe Parfeniuk.

La presentación de “Oscuro y sin luceros” se realizó en el Espacio Multicultural y contó con la presencia del ministro de Cultura, Joselo Schuap, escritores y amigos del autor, llegados de varios puntos de la provincia, especialmente de Montecarlo, que es donde su historia de vida se fusiona, definitivamente, con la “tierra roja” de la que hablaba Ramón Ayala, con quien cultivó una amistad de años y de quien atesora múltiples anécdotas.

El Mensú 

“Vine a buscar trabajo en los años ‘90”, resume el autor a La Voz de Misiones, sobre su vínculo con la provincia.

La tierra colorada aparece fuerte en su obra. En 2016, estrenó un documental filmado en Caraguatay, con Ramón Ayala y Joselo Schuap, centrado en la figura del legendario guerrillero argentino cubano, Ernesto Che Guevara, quien vivió sus primeros años en esa porción de Misiones, perteneciente al Departamento de Montecarlo.

En el pensamiento del Che, la formación del hombre nuevo, desalienado, constituye el objetivo fundamental de su ideario moral”, afirma Solans a LVM.

El escritor cordobés, sostiene que ese “ideario moral” del Che Guevara se nutrió de esas primeras sensaciones que “Ernesto mitaí” (“niño”, en guaraní), cosecha en esa porción de selva misionera que habitaba con sus padres.

La familia fracasó aquí como productores yerbateros, y ese fracaso y los relatos de las penurias que pasaban los mensúes, tanto en Misiones como en Paraguay, estuvo siempre en las sobremesas familiares en los años siguientes de la vida del Che”, afirma Solans.

“Es un tema que está bellamente poetizado por Ramón Ayala en su poema ‘El mensú’, musicalizado en 1955, el año del comienzo de la revolución cubana que tuvo a Ernesto Guevara como protagonista y de la que emerge convertido en el Che”, apunta.

Solans sostiene que el pensamiento y la obra del famoso guerrillero está permeada por la “poética profunda” del creador del Gualambao, y esgrime una anécdota relatada por el mismo Ramón Ayala, que tampoco es la primera vez que cuenta.

“El 25 de mayo de 1962, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos prepara un evento de confraternidad con una comitiva argentina que había llegado a La Habana, en la que se encontraba Ramón Ayala, junto con artistas, periodistas, escritores y militantes políticos”, relata Solans.

“Esa noche, cuando ya todos se habían retirado para dormir, a las tres de la madrugada, un convoy de militares llega al hotel y convoca a toda la comitiva a un encuentro con el Che”, continúa.

“Los hicieron pasar a una pieza pequeña, austera, donde había una mesa, dos sillas y un equipo de mate”, describe Solans y dispara: “En un momento, se abrió una puerta y entró el comandante, en su uniforme de la Sierra Maestra, y después de un breve cruce de palabras y del apretón de manos en con cada uno, el Che se detiene y pregunta: ‘¿Quién es Ramón Ayala?’”.

El escritor cordobés cuenta que el músico misionero se identificó “temeroso”, y que el Che “se le acercó con rostro de admiración, le dió la mano, y le contó que en los fogones en la Sierra Maestra, cuando la guerra revolucionaria arreciaba, él les cantaba a sus combatientes ‘El Mensú’, a la par de contarles la vida, la explotación y el ultraje que pasaban quienes trabajaban en los yerbales, y les hacía ver, cómo sufrían quienes debían trabajar para la infusión símbolo de su cultura, de la tierra sin mal, todo lo que había abrevado en su infancia en Caraguatay”.

En ‘El Mensú’, Ramón Ayala expone elementos que luego serían usado por el Che Guevara en sus escritos, desde 1959 hasta su asesinato en 1967”, señala.

Caraguatay

Solans, participó el viernes de la inauguración de las obras de puesta en valor de la Casa Museo de Ernesto Guevara, ubicada en la Reserva Natural y Cultural “Solar del Che”, en Caraguatay, presidido por el gobernador Hugo Passalacqua.

La Casa Museo es un espacio cultural e histórico que conserva parte de la infancia de quien se convertiría en figura universal.

Ubicada en la Reserva Natural y Cultural “Solar del Che”, un área protegida de 18 hectáreas, ofrece a los visitantes la oportunidad de recorrer tres senderos, visitar el museo en el predio y conocer los primeros años de la vida de Ernesto Guevara.

En el lugar, se pueden apreciar los restos de la casa de los Guevara, un ingenioso sistema de provisión de agua y un mirador con vistas al río Paraná, la isla Caraguatay y la costa paraguaya, enfrente.

Allí, Ernesto Guevara Lynch y su esposa, Celia De la Serna, los padres del Che, se asentaron en Misiones en 1927, procedentes de San Isidro, Buenos Aires, tentados por las potencialidades productivas de la región.

El área fue expropiada por el gobierno provincial, en virtud de una ley de la Legislatura Provincial, en 1997, y tiempo después fue convertida en reserva natural.

 


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Se lanzó “Pomberito”, un videojuego basado en el personaje mitológico

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Ayer a la noche se lanzó “Pomberito”, un videojuego desarrollado por Lara the Pitbull, inspirado en el personaje mitológico guaraní. Sin embargo no es el primero. En Paraguay existe hace cuatro años “Pombero: The Lord of The Night” y puede jugarse en consolas.

“Sobreviví cinco noches en el corazón del noreste argentino y descubrí la verdad detrás de los escalofriantes relatos del Pombero en un mundo donde el folclore se encuentra con el terror”, dice la reseña del videojuego creado por Lara the Pitbull, la desarrolladora que dirigen dos jóvenes del conurbano bonaerense y que puede adquirirse desde ayer en la plataforma Steam, a un precio promocional de U$$ 3,99.

“Pomberito” es un juego de aventura y terror en primera persona, ambientado en sudamérica, según se lee en la presentación. “El juego se desarrolla en cinco microepisodios, cada uno representando una noche de lunes a viernes. Situado en el interior rural de una provincia del noreste de Argentina, los jugadores se ponen en la piel de un personaje local encargado de completar tareas nocturnas en el campo”.

A medida que se avanza en el campo, el suspenso se pone más intenso, con episodios inesperados que dependerán de qué decisión tome el jugador. No obstante, el videojuego creado por Lara the Pitbull no es el primero sobre el pombero.

Hace cuatro años, la desarrolladora paraguaya de videojuegos Waraní Studios presentó “Pombero: The Lord of The Night”, ahora disponible para consolas de PlayStation 5 y Xbox Series X/S. El juego está inspirado en el Karai Pyhare para una trama que narra la peripecia de un periodista que regresa a su país de origen con la idea de investigar la misteriosa muerte de su madre.

A medida que avanza en su investigación, el periodista descubre secretos terroríficos. “Pombero: The Lord of The Night” tiene la técnica de falso documental o found footage. Como “Pomberito”, también se encuentra disponible en Steam.


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La Murga llenó todas sus funciones y el sábado repetirá la obra de San Juan

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Con sus cuatro funciones repletas, La Murga de la Estación presentó ayer su 26ta Fiesta de San Juan en su galpón de calle Pedro Méndez, una cita que, como tradicionalmente sucede, terminó con la quema del muñeco que encendió su llamarada apenas después de medianoche, al ritmo de Paranaguá, y minutos antes de que caiga la lluvia en Posadas.

Por otra parte, el sábado 29 de junio, a las 20, 21.30 y a las 23 habrá funciones del mismo espectáculo en el galpón, un ciclo denominado como “La Yapa”, con entrada gratuita y salida a la gorra, en orden de llegada.

Es que el jueves pasado, muchas personas no pudieron retirar sus entradas para las cuatro funciones del domingo porque en veinte minutos se agotaron todas las anticipadas disponibles. Unas mil personas en total, con 250 en cada una de las funciones, agotaron las localidades que el grupo de teatro comunitario gestiona por calle Pedro Méndez 2260.

Con dirección general de Sara Motta, casi cien intérpretes, entre actores y músicos, le dan vida a la Fiesta de San Juan, la que “tiene payé”, según cantan en un espectáculo cargado de sarcasmo y reivindicaciones. Claro es el mensaje a favor de los docentes – el galpón de la murga ofreció una mano a quienes acamparon hace poco en la avenida Uruguay-y la crítica mordaz a la motosierra que incluso alcanzó a la cultura. Un títere llamado Adorno abre el espectáculo para informarle al santo pelirrojo que habrá una auditoría a su fiesta sanjuanina, una medida que incluso apunta a la naturaleza del choripán sanjuanino.

La motosierra. El ajuste está presente en la crítica, incluso aparece como personaje.

Si bien la figura del presidente Javier Milei está ausente en la obra de la murga, su discurso es algo omnipresente en buena parte del espectáculo, como en una canción que se escucha “al final la casta era yo”, con música de los Redondos, porque “el bolsillo aprieta más que nunca”.

También aparece un personaje con una motosierra en su cabeza como para llevarse puesto a los símbolos de la educación y la cultura pero no puede evitar a la gente que pone sus límites.

Aparece la parodia a la televisión de chimentos, al foráneo que viene en búsqueda de los recursos naturales y la figura de un técnico de Starlink que llega para instalar la antena en una escuela donde se ahorra la luz al extremo.

Así como otros años, el pesimismo y la bronca es parte de la estructura artística pero también la fiesta reaparece como un remedio infalible para contrarrestar la tristeza y la soledad.

Tal vez eso de que militan la utopía, como cantan en un momento, es lo más representativo en un grupo que superó el cuarto de siglo aunando una heterogeneidad de personas, con distintos pensamientos y opiniones, pero que finalmente concuerdan cada año para un espectáculo concreto e infaltable como es la Fiesta de San Juan.

Fotos: gentileza Santiago Encalada Matzke

Multitud. Casi cien actores se convocaron para la más reciente edición de San Juan.


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El poeta Diego Roel presenta en Posadas su obra premiada en un certamen español

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Diego Roel (43) presentará el lunes en la Biblioteca Popular Posadas, a las 18 horas, su libro “Los cuadernos perdidos de Robert Walse”, obra ganadora del Premio Internacional Loewe de Poesía que se entrega en España. “Es un premio que todos los poetas quieren ganar”, consideró Roel, entrevistado para La Voz de Misiones.

El autor escribió su laureado texto en Posadas, adonde vive hace tres años. Para la XXXVI edición del certamen literario que organiza la Fundación Loewe, se presentaron 2.302 participantes de 44 países, casi la mitad proveniente de Argentina, México y Colombia.

El jurado, encabezado por Víctor García de la Concha – expresidente de la Real Academia Española-acordó conceder los 30 mil euros del primer premio al autor argentino en octubre del año pasado por su “rigor, unidad de escritura, tono y focalización serena, sin el menor atisbo de tragedia”.

Los cuadernos perdidos de Robert Walser” está basado en un diario apócrifo del escritor suizo homónimo que murió por un infarto en 1956. En Alemania publicó sus tres novelas y en su país editó sus poesías. Abandonó la escritura cuando, en 1933, decide internarse en una clínica psiquiátrica.

“Los cuadernos perdidos de Robert Walser” “es una suerte de diario apócrifo o de cuadernos que el escritor escribió en su estadía en un hospicio. Los últimos años de su vida la pasó internado. Se internó voluntariamente y aparentemente dejó de escribir. Y un poco el juego es que no, que siguió escribiendo y quedaron estos cuadernos perdidos, extraviados, que son los que yo escribí. Esa es la idea inicial. Después fue derivando hacia otros lugares también”.

En la premiada obra de Roel, “la idea es construir una especie de máscara, personaje o alter-ego, que dialoga con mi voz y con otras voces. El lector, avezado por ahí, descubre este juego intertextual. Entonces, yo tomo la voz del escritor, como una especie de excusa o pretexto para decir cuestiones que yo ya venía trabajando en libros precedentes”, apuntó el escritor.

Walser era admirado por Franz Kafka, Thomas Bernhard y Walter Benjamin pero también fue redescubierto mucho tiempo después porque, hace unos diez años atrás, comenzaron a publicarse sus obras traducidas al español con la editorial Siruela, incluso a partir de unos escritos diminutos que resultaron todo un hallazgo.

“En el último tiempo no escribía con pluma sino con lápiz, con una caligrafía muy pequeñita, algo que él bautizó como microgramas, o micrografías que tuvieron que descifrar con lupas. Él generalmente escribía en trozos de papel o del calendario viejo y eso tardaron años en descifrarlo”, detalló Roel.

Además de tener una gran afinidad con Walser, Roel también evoca a otros poetas inspiradores. “La biblioteca de uno va mutando. No es la misma que hace diez años. Uno va cambiando. Pero hay algunos que permanecen- sostuvo-. Investigué muchísimo sobre Walser pero hay otros autores que prefiero. Federico García Lorca o los escritores españoles de la generación del ’27, por ejemplo. Eso es algo que se mantiene. Y autores argentinos como Olga Orozco, Enrique Molina, Héctor Viel Temperley, Jacobo Fijman”.

Hace tres años Roel vivía en Neuquén y decidió afincarse en Posadas, donde desarrolló “Los cuadernos perdidos de Robert Walser”, libro que si bien no tiene referencias directas a Misiones, se pueden encontrar ciertas alusiones.

“Hay una segunda parte donde, de repente, se describe el paisaje y no parece ser el de Walser, de Suiza; sino que se habla del monte, por ejemplo. Entonces creo que es un detalle que alguien muy atento puede descubrirlo. Es como un guiño para un lector que se puede llegar a dar cuenta. No fue voluntario, pero después, en la re lectura descubrí que algo se metió”.

Walser. Suizo que fue redescubierto a través de publicaciones traducidas al español.

Roel visitó un par de veces a Posadas, donde tiene amigos, hasta que decidió fijar domicilio en la ciudad fronteriza. “No sé que fue. Me gusta Posadas, los paseos por la costanera, la sopa paraguaya, no sé. Algo que me fue atrapando de a poco y fue algo progresivo. Surgió la idea. Vivía en el sur, en la Patagonia, y cambié de clima completamente. Y acá estoy, muy bien”.

Formado en Historia de las Artes visuales en la Universidad de La Plata, Roel viene publicando una docena de obras desde el 2004. Su primer libro se llama “Padre Tótem / Oscuros umbrales de revelación”. Luego le siguieron “Diario del insomnio” (2005), “Cuaderno del desierto” (2007), “Las variaciones del mundo” (2010), “Los Jardines del Aire” (2012), “Dice Jonás” (2015), “Vía Lucis” (2015), “Kyrios” (2016) “Las intemperies del mar” (2017) “Shibólet” (2018) y “Kadosh” (2019).

El laureado escritor hizo un periplo importante desde que nació en Temperley, Buenos Aires. Fue camarero y se dedicó a la gastronomía con su hermano. “Yo hacía las pizzas y las empanadas”, admitió.

Si bien suele ofrecer talleres de escritura o de clínicas de obra, también se da el tiempo para ser un babysitter. “Cuido los niños de un amigo. Y ahora tengo la suerte de alquilar mi casa en Neuquén, entonces tengo esa renta que me permite estar tranquilo”, remarcó. “Los poetas se la rebuscan de mil maneras”.

Premiado en España. Diego Roel recibe la distinción de la fundación Loewe.


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