Daiana Villalba está peleando por su vida en terapia intensiva en un hospital de La Banda, Santiago del Estero, con más de la mitad del cuerpo quemado. Su novio está detenido, imputado de intento de homicidio agravado por el vínculo. A los 24 años, esta misionera de El Dorado, está acompañada por su familia, que viajó de inmediato cuando la pareja de su hija llamó para avisar que ella “había tenido un accidente friendo milanesas”.
Ahora, se sabe que Daiana no se quemó con aceite y que en los procedimientos realizados en el escenario del crimen hay indicios de que su cuerpo fue rociado con un líquido inflamable.
La evolución de la chica, que es integrante de la Gendarmería Nacional, es favorable, según dicen los médicos. Ha vencido infecciones y respira sin estar intubada. Pero aunque la Fuerza, a través de su obra social, está presente para satisfacer todos los requerimientos, sus padres, que están a cientos de kilómetros de su casa junto a ella, necesitan ayuda.
La pareja de Daiana los llamó para avisarles que “había tenido un accidente friendo milanesas”.
Sus vecinos y amigos de El Dorado, que armaron cadenas de oración, organizaron una venta de pollos y juntaron unos pesos. Pero las necesidades de la familia, de condición humilde, son muchas. No pueden trabajar (la mamá vende ropa y el padre distribuye leche) mientras atienden a Daiana. Además, tienen otra nena de 10 años que tiene que seguir yendo a la escuela. La obra social tiene la mejor predisposición para proveer la medicación que precisa Daiana, pero uno de los medicamentos no se consigue en Santiago sino en Tucumán y no le llega en el tiempo y la cantidad pedida por los profesionales. Cada frasco cuesta 11 mil pesos, y necesita 30.
El proceso de curación será largo. Tendrá que superar el trauma y seguramente someterse a numerosas operaciones en cuello, cara, brazos y abdomen, donde se concentra la mayor parte de las gravísimas quemaduras. Los padres quieren trasladarla más cerca de su casa, pero esa meta está todavía muy lejos. Lo principal es que reciba la atención médica calificada que es indispensable.
La historia de Daiana
Cuando Daiana terminó quinto año -relata su mamá Lili-, le dijeron que iban a acompañarla hasta donde pudieran, porque no tenían los recursos económicos necesarios para que cumpliera su sueño de convertirse en bioquímica. Por eso, para que no tuviera que interrumpir la carrera, decidió seguir los pasos de tres de sus tíos y hacerse gendarme. “Podés ingresar y adentro podés estudiar lo que querés”, la alentaban ellos. Así lo hizo.
Estuvo destinada en Córdoba, luego en Corrientes casi tres años. La enviaron durante seis meses a Buenos Aires. Para ascender rápido y volver a su provincia, eligió un curso de especialidad en Monte. Todos sus compañeros la desalentaban. “Es muy sacrificado y tenés que ser perseverante. Te damos un mes y vas a ver cómo abandonás”, le decían. Ella se reía: “Ya van a ver ustedes que no me voy a salir”, les respondía. Y lo aprobó.
“Trajo solamente un novio a casa. Lo presentaba si era algo serio”.
Creyó que el destino iba a ser cercano a su ciudad pero la enviaron a Santiago del Estero. “Lloró mucho, porque estaba ilusionada con que iban a mandarla a Misiones para que estuviera un poco más cerca de nosotros. Pero la aconsejamos: era su trabajo. La acompañamos en la mudanza y vinimos a quedarnos dos semanas con ella”, recuerda.
“Nunca nos dio problemas. Es reservada, humilde, sencilla, tiene sus valores. Su debilidad es su hermanita Milagros. Le encantan los animales. Tiene un chow chow, su perra Lola. No ahorraba en gastos para tenerla siempre con ella. Pero al final, la tuvo que dejar en casa, estuvo viviendo con ella solamente siete meses. ¿Quién la iba a atender en Santiago? Le costó dejarla, no quería. Pero Lola sabe perfectamente quién es su dueña, es una perrita muy inteligente”, cuenta. Y por un momento, se ríe.
Daiana era muy independiente. Siempre vivió sola, desde los 17 años, pero mantuvo el contacto permanente con sus padres a pesar de la distancia. Los ayudaba económicamente. “Trajo solamente un novio a la casa. Lo presentaba si era algo serio, en eso siguió nuestro ejemplo”, aclara.
“No sé si mi hija lo sabía”
A Paredes, lo conoció en el curso de Monte, pero la relación tenía solamente 3 meses. No vivían juntos, pero él se quedaba en lo de Daiana cuando tenía francos.
Ella estaba preocupada por la reacción de su padre. “¿Vos creés que a papá le va a gustar?”, le preguntaba a su madre. “Tenía dudas porque él tenía otra familia y un hijo con su mujer o su ex. Yo le contestaba que siempre que estuviera separado y se llevaran bien, lo íbamos a aceptar. Y que se ocupara de su hijo. Pero no sabíamos entonces que su señora estaba embarazada. Y no sé si mi hija lo sabía”, se plantea ahora Lili.
Daiana empezó a tener actitudes extrañas. Siempre que tenía licencia viajaba de inmediato a El Dorado. Como empezaba una el 6 de setiembre, sus padres le ofrecieron ir a buscarla. Iba a ser la ocasión de conocer a su novio. Pero Daiana no quería que fueran.
A pesar de que le pedía a Lili que le informara del estado de salud de su abuelo, que tuvo un ACV, no viajó después de su muerte. “No hizo a tiempo de venir al velorio. Lloraba. Le dije que no se preocupara pero pensé que vendría al día siguiente. Cuando le pregunté cuándo iba a viajar me dijo que no sabía. Era raro“, se extraña Lili.
“La señora de él estaba embarazada ahora. Yo no se si mi hija lo sabía”, dice la madre.
Justo en ese momento, para colmo, les contó que había tenido un percance con el teléfono, que se le había caído y que su pareja le había pasado con el auto por encima. Lo había hecho trizas y no funcionaba. “Nos pidió que le mandáramos audios al telefono de él, que igual siempre estaban juntos, y él los escuchaba. Empezamos a cuidarnos en lo que decíamos. Él controlaba todo”, agrega. “Los mensajes que nos mandaba desde el amanecer hasta la noche empezaron a espaciarse. Estaba fría, distante“.
Daiana eliminó su Facebook por pedido de Paredes. Sus amigos, compañeros de promoción, la notaron cambiada. Ya no era la chica divertida que se unía a todas las bromas: se aislaba, estaba callada, seria. Irreconocible.
La noche trágica
La noche de los hechos, Lili recibió un audio de Paredes dos horas después de la internación de Daiana. “Sonaba muy tranquilo, como si no pasara nada. Si estás con un accidentado se supone que estás hasta nervioso o llorando. Y él dijo: Hola, señora, soy el novio de Daiana, le quería dar una mala noticia, ella tuvo un accidente, se ha quemado con aceite friendo milanesas. La Gendarmería ya está acá. Eso fue lo que dijo, fríamente, sin más”.
Desesperados, los padres de Daiana empezaron a llamar a los hospitales de la zona y a las dependencias de la Fuerza. Paredes no les contestaba el teléfono. Al amanecer, salieron para Santiago y llegaron al hospital de La Banda ya entrada la mañana.
La pelea de los Villalba recién empieza. No pueden desatender las necesidades en El Dorado pero tampoco pueden alejarse de su hija en Santiago.
“Ver a Daiana fue desastroso. Jamás pensé en ver a mi hija así. Se fue de la casa sana, viva, feliz. La Daiana que fuimos a ver no era mi Daiana, era impresionante cómo estaba “, se quiebra.
La pelea de los Villalba recién comienza. No pueden desatender las necesidades de El Dorado pero tampoco pueden alejarse de su hija en Santiago. Tienen que estar atentos a la causa judicial, hacer trámites en la obra social, garantizar la provisión de medicamentos en La Banda y conseguir que alguien cuide de su hija menor en El Dorado, que no puede abandonar la escuela.
“Pensar que nosotros al muchacho no lo conocíamos. Yo le decía que lo principal era que fuera buena persona y la tratara bien y ella me decía que sí”, reflexiona Lili. “Cómo no me di cuenta”, se reprocha.
Donaciones para Daiana
Milagros Villalba
Caja de Ahorros $
CBU 2850003440094694998798
Medicamentos que necesitaba Daiana*
Iruxol Colagenasal Cloranfenicol 600 u.i.
Mupirocina 2% Crema
Eritromicina Unguento Oftámilco Estéril
*Ya fueron provistos, la familia está muy agradecida.