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Rodo, el sonidista posadeño de Jorge Rojas para su vuelta a Los Nocheros

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El posadeño Rodolfo Rivero (46) se fue tras sus sueños en 2005 y los encontró. Trabajó para Spinetta, Divididos, Mercedes Sosa, León Gieco y una larga lista de estrellas. Hace doce años es el sonidista de Jorge Rojas. Con él giró por todo el país varias veces y será su operador de consola para su regreso con Los Nocheros, a mediados de febrero. “Tengo la suerte de cumplir muchos sueños en este rubro”, dice Rodo a La Voz de Misiones tras el teléfono.

Rodolfo vive en la localidad cordobesa de Alta Gracia. Tiene unos ocho kilómetros de viaje hasta Anisacate, donde trabaja como encargado del estudio El Algarrobo, de Jorge Rojas. Dentro de unos pocos días Anisacate también será el lugar que recibirá la vuelta de Jorge Rojas con Los Nocheros, desde que hace casi veinte años decidió hacer su carrera solista. Las fechas del 16 y 17 de febrero en el predio de La Yapa están agotadas porque hay gran expectativa. Para Rodo también, aunque para él será mucho más especial porque el propio Jorge Rojas le pidió que sea su operador personal, tal como viene haciéndolo todos los días.

Rodo

Cumplir el máximo sueño. Trabajar con Spinetta, a quien más admiró en la música

“Tengo la suerte de trabajar con un jefe que es excelente persona, con la que me considero amigo porque comparto mucho con su familia y él con la mía”, dice Rodo por Jorge Rojas. El sonidista misionero maneja la consola situada cerca del artista como para monitorear que todo salga bien. “Los espectáculos grandes constan de dos operadores de sonido: el sonidista de monitores, que mezcla para los músicos, y el operador de PA, que en inglés es Public Address, dirección al público, que es de la consola que está adelante”, explicó.

Rodo comenzó siendo asistente y luego operador de monitores de una empresa que todavía hace el sonido para Cosquín en la Plaza Próspero Molina. Su hermano menor, Juan, también trabaja en el mismo rubro -como lo hacían juntos en Posadas-y durante estos días estaba dedicado al Cosquín Rock, también en Córdoba.

Cuando, en tanto, Rodo arrancó con el equipo del autor de “No saber de tí” eran 28 personas que compartían un micro acondicionado para largos viajes, entre ellos los bailarines que acompañaban a la productora que hizo fecha en todo el país, como en el Festival Nacional de la Música del Litoral. Actualmente, Rodo integra el grupo de 18 personas que gira con el cantante por todo el país cada año, con tours por Uruguay, Chile y Bolivia, con recordados recitales en el Luna Park y en el Orfeo Superdomo, para un sinfónico con 62 músicos en escena.

Rodo

Con La Negra. Trabajó como asistente cuando Mercedes volvió a Cosquín, en 2006.

“Antes poníamos parlantes y prendíamos para salir. Hoy todo es muy diferente. Con un software podés predecir lo que va a pasar dentro del recinto con el audio. Hay herramientas, software donde cargas la medida, como para que llegue según los metros. Hay consolas digitales. Para eso tuvimos que hacer cursos, se usa mucho material inalámbrico y la radio frecuencia (RF) está en el ambiente. Vos llegas, haces un escaneo del espectro, porque en un evento cualquiera esta lleno de RF”, explicó el sonidista.

Las labores de Rodo demandan muchas horas porque hay que llegar con tiempo, probar y tener todo listo cuando sea el momento del concierto. Además, una vez terminado el show, los mismos técnicos deben volver a guardar cuidadosamente equipos que son delicados y muy costosos. No obstante, tal vez lo más complicado es alejarse de los afectos por tantos días, reconoce el sonidista. “Es difícil estar lejos de casa mucho tiempo. Antes me iba unos quince días de casa. Ahora trabajo los fines de semana y me voy como máximo cinco días”, contó Rodo que tiene una hija llamada Jazzmín. “Mi otro sueño es que ella sea feliz. Como ya lo es”.

Los demás sueños de Rodo se hicieron realidad. Trabajó como asistente de los imponentes festivales de Villa María y La Chaya. También para los operadores de Molotov, de La Oreja de Van Gogh, de Eduardo Aute, de Divididos y de Kevin Johansen, por nombrar algunos artistas o bandas. Porque “del plano nacional he trabajado con todas las bandas, tanto del rock como del folclore”, asegura Rodo. “Asistí a todos esos operadores y de ellos aprendí. Tuve la suerte de estar el día que, en 2006, Mercedes Sosa volvió a Cosquín”.

Rodo

Rodo y su hermano Juan, como asistentes de Luis Salinas en Cosquín, en la Plaza Próspero Molina.

Sin embargo, el punto máximo de su profesión técnica ocurrió cuando pisó el mismo escenario que Luis Alberto Spinetta. “Laburar con el Flaco Spinetta, fue lo más. No podría nombrarte otra persona más como fanático de alguien”, confiesta. “Pero cuando Cosquín cumplió 50 años operé a artistas internacionales: Gal Costa, Pablo Milanés y Eva Ayllón, que es una artista folclórica de Perú, que vinieron sin operadores”.

Un homenaje a los obreros invisibles

La primera vez que Rodo cargó un parlante al hombro tenía 22 años. Joselo Schuap tenía un recital en Posadas y él dio un paso adelante para ayudar. Desde ese momento comenzó a trabajar con diversos sonidistas como Luis Dacunda, Jorge Neris “Nervius” Troche y Mario “Pucho” Swiderski. “Fueron mis principios, ellos me abrieron las puertas a este mundo que me dio la posibilidad de recorrer el país no sé cuántas veces”, reconoció Rodo, quien renunció a su trabajo de planta permanente en el Concejo Deliberante para ir tras sus deseos al frente de las consolas, metido entre los cables y los micrófonos.

Siempre son los artistas quienes darán la nota y es algo legítimo porque son los auténticos protagonistas de los shows. Aunque, en paralelo, están los obreros invisibles que casi siempre visten de negro, usan pantalones cortos y tienen su identificación colgada del cuello mientras cargan con labores arriesgadas, con estructuras de alta tensión, en la altura con las luces o entre los hierros que soportan la tonelada de los escenarios.

“Detrás de todo eso hay gente que no se las ve. Y que trabajan muchas horas y que también sufren, disfrutan”, remarca Rodo. “Yo tengo la suerte de tener un jefe que me reconoce todo. Por ejemplo ahora, en el encuentro de Los Nocheros y Jorge Rojas, van haber dos operadores. El operador de Los Nocheros y Jorge me pidió que pusiera otra consola y que yo sea su operador durante ese momento. Pasa en pocos lugares. U2 hace lo mismo, Coldplay creo que también”.

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Colección. Algunas de las tantas acreditaciones que Rodo colgó en el cuello para trabajar.


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Se jubila Marchak: cinco imágenes elegidas en 40 años de reportero gráfico

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Juan Carlos Marchak se jubila tras 40 años testimoniando los hechos más importantes de la provincia como reportero gráfico. El actual fotógrafo del diario Primera Edición es un declarado apasionado de las carreras automovilísticas y por eso eligió, convocado por La Voz de Misiones, una colección de imágenes favoritas.

“Se perdió el valor del fotógrafo. Ahora vos tenés, por ejemplo, gente que hace contenido con fotos o video, y el verdadero reportero gráfico, que es de mi época, ya quedamos pocos”, reconoció Marchak.

Santiago del Estero. En 1999 y “fue mi primer gran susto porque el auto me cae cerca, a dos metros”.

Nacido en Oberá, descendiente de polacos y ucranianos, a los ocho años perdió a su mamá por una enfermedad, y junto a sus hermanos fue criado por sus abuelos.

“Sufrí mucho. Tuve una infancia bastante difícil. Vendí diarios, lustraba zapatos. Porque si no hacía eso, no comía. Tenía que rebuscármela en Alem. Lo poco que gané, lo gané laburando. Ropa vieja pero limpia, como decía la abuela. Gracias a ella y mis tíos maternos sé cocinar, lavar, coser. Y bueno, uno que tiene la idea de salir adelante”.

Justamente en Alem, Juan Carlos fantaseó con las primeras imágenes que exploró en los diarios que ojeaba cuando paraba en la heladería Bambi. “No entendía cómo podía estar una imagen impresa en un papel. Mi cabeza volaba a mil. A lo mejor iban al diario o dibujaban, pensaba. Ahí me interesé por el tema de la imagen”.

Un 147 volador. Tomada en un Rally de Jardín América, que pierde el caño de escape y su chapón.

Después de la colimba, en 1983, Juan Carlos regresó a Misiones y se dedicó a lavar autos al lado del diario El Territorio, donde un día conoció al dueño, y este le dijo: “Cuénteme, mi hijo, su historia”. De esa manera, consiguió trabajar como maestranza del diario que este año cumplirá su siglo.

“Entraba a la noche, y a la mañana me quedaba en la redacción, que era un infierno de gente: Carlos Lucero, Thay Morgenstern, Tito Lobato. Luego de un tiempito pasé a ser chofer y trasladaba a los periodistas. En fotografía había como nueve o diez fotógrafos. Y me enseñaron a agarrar la cámara, que era un ladrillo con dos agujeros y un botón, nada más. Era todo a ‘ojímetro’”.

El Fitito rodante en 2019. “El auto dio como diez vueltas y parece que sigue manejando como si nada”.

Marchak debió aprender a desarmar una cámara para colocar la película que luego debía ser revelada en un laboratorio para, finalmente, someter a elección una o dos para la página periodística. Recién entonces, cuando era 1986, “me llevaron a una carrera. Estaba Carlos García Coni. La primera vez que vino la Fórmula en circuito callejero”, recordó.

“Ahí hice unas buenas fotos. Me gustaron hacer fotos de automovilismo. Había que ser rápido. Tener un ojo bueno. Hacer un punto por donde podía pasar el auto, retroceder ocho o diez metros, contando con pasos, y apretar el disparo. Era un solo tiro. En pista lo tenía en claro. Eran 21 vueltas o 50 minutos de carrera. El rally era una pasada y chau. Olvidate hermano si no agarraste”.

Después de diez años en El Territorio -terminó siendo Jefe de fotógrafos-, Marchak ingresó a trabajar en Primera Edición, donde permanece como trabajador de la prensa y hace poco comenzó los trámites de su jubilación, al cumplir sus 65 años. “La vista no es la misma, pero tengo ganas de tirarle unos meses más”, admitió.

Maravilla. Una toma sobre la Garganta del Diablo que le permitió después ir al Amazonas, en Perú.

En prácticamente 40 años de fotografía profesional, Marchak vivió el paso vertiginoso del recurso analógico al soporte digital. “Me gusta por el tema que facilitó mucho”, reconoció.

“Pero se perdió el valor del fotógrafo. Ahora vos tenés, por ejemplo, gente que hace contenido con foto o video, y el verdadero reportero gráfico, que es de mi época, ya quedamos pocos. Marcos Otaño, Sixto Fariña, Blas Martínez, Miguel Colman, Oscar Ibarra. Seríamos seis o siete de la vieja guardia. El resto es generador de contenido. Que los felicito muchísimo, pero no tienen eso de palpar o mamar una fotografía”.

Marchak no solo publicó sus fotos en la prensa misionera. Sus imágenes además ilustraron páginas de La Nación y Clarín, pero también en revistas internacionales como Corsa y Campeones. Agencias extranjeras como France Press y Reuters también pagaron por sus servicios como reportero gráfico.

En Londrina. Cubriendo la Copa de las Naciones de la Fórmula 3, en Brasil


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Las bandas de Posadas se unen para diversos festivales solidarios por Santino

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Este fin de semana y el que viene habrá festivales con el fin de recaudar dinero por Santino Rzesniowiecki, el niño posadeño de seis años ya está en Singapur con sus padres para recibir un delicado y costoso tratamiento por leucemia.

Diversas celebridades de todo el país coincidieron en sumarse a campañas de donación para reunir los $500 millones que se necesita para atender a Santino por su leucemia linfoblástica aguda tipo B de alto riesgo, una enfermedad que se le detectó en 2021. Uno de los artistas nacionales en sumarse fue León Gieco, quien canta en un video para dar a conocer en todo el país el caso de Santino.

Cuatro encuentros con la música

La ciudad de Posadas está de pie para colaborar con la causa y es por eso que mañana, sábado 5 de abril, se celebrará desde de 18 a 22 horas un festival solidario en el Polideportivo Guazú, del barrio Itaembé Guazú, por Las Calandrias, entre Las Azaleas y Las Camelias.

Estarán sobre el escenario Andy Gaona, Pagode de Macaco y La Banda de Martín, con entradas entre $2.000 y $3.000. Todo lo recaudado será enviado a los padres, cuyo alias es AMORPORSANTINO. Por su parte, el barbero Bruno Miño realizará cortes solidarios y se abonará a un fondo común de recaudación.

Por su lado, un día después y desde las 18 horas, La Banda Local y La Espiral Infinita realizarán un concierto sobre El Catamarán que bordeará la costanera para invitar a donar a toda la comunidad posadeña al mismo alias: AMORPORSANTINO. El espectáculo de navegación contará con la presentación de Belén Hernández y Maxi Vargas.

La semana que viene, en tanto, habrá otros dos festivales que también buscan recaudar dinero por el niño posadeño. El sábado 12 de abril, a las 21 horas, La Bionda volverá a convocar bandas y esta vez será por la causa solidaria. Tocarán Álvaro Martín, Congreso de Ratones, Inhelium y Peligrosos Sensatos. Las entradas cuestan $ 3.000 y todo lo recaudado, tanto en entradas como cantina, será destinado al tratamiento de Santino.

Asimismo, el 13 de abril, de 18 a 22, el Club Huracán albergará también otra fecha para colaborar con el niño posadeño. La propuesta será muy variada porque compartirán escenario artistas como Cristian Wagner y la Ruta, Los Foracks, Tche Marotos, Daira Heller, Dheltorino, Melones Suicidas y Matías Franco, entre otras bandas. La velada contará con la conducción de Silvana Aguirre y Alejandro Ojeda. Las entradas cuestan entre $ 2.000 y $ 3.000.


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Abuelos de la Nada se presenta este viernes en El Reventón de Posadas

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Con la presencia del hijo de Miguel Abuelo en la voz, Gato Azul Peralta, este viernes a las 22 cantará Los Abuelos de la Nada en la plaza San Martín, en el marco de El Reventón, la feria de ofertas que organiza la Cámara de Comercio e Industria de Posadas con el apoyo de la Provincia de Misiones.

Además de Gato Azul Peralta, Los Abuelos de la Nada está conformada por el legendario guitarrista Kubero Díaz y el saxofonista Jorge Polanuer, ambos integrantes de la última formación del grupo con Miguel Abuelo. La banda se completa con Alberto Perrone (bajo y coros), Sebastián Peyceré (batería) y Juan del Barrio (teclados).

Al actual vocalista de la banda le pusieron de apodo Gato Azul porque su papá, Miguel Abuelo, se había tomado un ácido para contrarrestar el estado de pánico que tenía por el alumbramiento.

La actual formación de la banda volvió oficialmente como Los Abuelos de la Nada en el 2020, y desde entonces hicieron varias presentaciones por el país y el exterior.

En primer lugar, con Miguel Abuelo a la cabeza, el grupo tuvo una primera etapa a fines de los ’60, con una formación por la que pasó Pappo, aunque la más exitosa transcurrió en los 80´, con Andrés Calamaro, Gustavo Bazterrica, Daniel Melingo, Polo Corbella y Cachorro López.

Esa formación se desintegró hacia 1985 y se rearmó con Juan del Barrio, Kubero Díaz, Marcelo “Chocolate” Fogo, Polanuer y Corbella, que persistió hasta la muerte de su carismático líder, Miguel Peralta, en marzo de 1988.


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