Historias
Es profe y recorre Misiones con su dron: “Quiero mostrar mi provincia”

Horacio Kronbauer (32), oriundo de Oberá, es director del turno mañana del Bachillerato Pedagógico 1 de Guaraní, donde también se desenvuelve como profesor de geografía hace más de 10 años, así como en el CEP 63, de Campo Ramón.
A fines del 2016, incentivado por un amigo fotógrafo, Daniel Goméz, adquirió su primera cámara: “Me la compré en cuotas y comencé a incursionar en el mundo de la fotografía social”, recordó el docente en diálogo con La Voz de Misiones.
Daniel le fue enseñando y ayudando a conseguir sus primeros trabajos en el rubro: “En ese entonces, él ya tenía su dron y salíamos a hacer tomas, yo salía con mi cámara y recorríamos acá por Oberá”, narró.
“Le hacíamos fotos a la gente en la calle, con autorización, obviamente; él me enseñaba cómo utilizar la cámara de manera manual y así íbamos practicando, hasta que me largué solo”.
“Siempre me llamó la atención el poder capturar un momento único. Para mí, la fotografía es un arte de creación que te permite poder congelar momentos”, postuló.
Pese a sus siete años en la actividad y más de 19 mil seguidores en su cuenta de Instagram, Horacio todavía se considera un fotógrafo “aficionado y autodidacta”.
En relación a ello, confiesa que, hace un tiempo, tuvo intenciones de inscribirse en la carrera de Medios Audiovisuales y Fotografía de la Unam, pero que, por cuestiones de tiempo y de trabajo, siempre se le hizo muy difícil.
Un giro de 360°
Luego de haber ganado experiencia con fotografía en casamientos, cumpleaños de 15 y books de fotos, en 2017, el profesor de geografía se compró su primer dron.
“Al mismo tiempo que practicaba con la cámara, comencé a practicar también con el dron, aprendía las dos herramientas a la vez”, comentó Horacio.
“Me llevó tiempo aprender a usarlo, no es que uno tiene un dron y se larga a volarlo. Existen cuestiones legales según cada sistema aéreo y hay licencias que se necesitan para sobrevolar a determinadas alturas en ciertas zonas, como por ejemplo, los parques provinciales y nacionales”, explicó y agregó: “Es como un avioncito, entonces tengo que cuidarlo mucho”.
Asimismo, resaltó que siempre tiene en cuenta los límites éticos y que respeta la privacidad de las personas cuando sale a hacer registros: “Existen parámetros, no puedo filmar o tomar fotos con la cámara hacia abajo porque estaría violando la privacidad de las personas de la zona, siempre la cámara para adelante; excepto que se trate de un lugar específico, concreto, como un secadero o aserradero, donde el objetivo sea registrar eso”.
Más adelante, con un “avioncito” de mayor tecnología, continuó dedicándose a los eventos sociales o trabajos como freelancer, sumando el dron como un servicio de multimedia: “Lo usaba para los backstages de los cumpleaños de 15 o los casamientos, para algunos loteos o imágenes de campo de alguna empresa”.
Sin embargo, sostuvo que “dentro de la provincia el servicio de dron resulta un poco costoso, entonces no tiene mucha rentabilidad”.
En el 2020, como consecuencia de la pandemia por el Covid-19, Horacio recordó que “todas las fiestas quedaron prácticamente paradas”.
Frente a esta situación, se planteó: “Teniendo una herramienta tan potente que filma en calidad 4k, voy a inventar algo, voy a salir a recorrer la provincia”.
Fue así que en el 2021 “le di un giro de 360° a la fotografía aérea que solía hacer y le di mayor importancia al dron”, aseguró.
Esclerosis múltiple
El 25 de diciembre de 2021 le diagnosticaron esclerosis múltiple, lo cual afectó severamente su sistema nervioso y le ocasionó complicaciones en la parte visual y motora del cuerpo.
En ese contexto, el profe Kronbauer relató:”Me alejé de las cámaras y de las coberturas fotográficas para darle un poco de respiro a mi vida, porque de lunes a viernes estaba en el colegio, y sábado y domingo tenía eventos sociales”.
Al comienzo, cuando inició con los primeros síntomas en la vista, “pensamos que se trataba de un estrés galopante”, recordó.
En enero de 2022, como consecuencia de la esclerosis, comenzó con un proceso de diplopía: “Veía bien sólo con un ojo hasta que finalmente pude conseguir la medicación correspondiente”, recordó.
El tratamiento consiste en diferentes etapas: “Es una pastilla muy costosa, el año pasado salieron 11 millones y medio las 19 pastillas que me recetaron para el primer ciclo. Este año, para el segundo ciclo en julio o agosto, con el neurólogo proyectamos que saldrán alrededor de 16 millones”, afirmó Horacio.
La esclerosis es considerada una enfermedad rara, debido a lo cual las personas que la padecen están contempladas dentro del programa nacional de enfermedades poco frecuentes donde la medicación es cubierta por el Estado.
“Suspendí toda mi actividad para poder dedicarme a darle sentido a mi vida”, expresó Horacio, y adujo: “No quise seguir haciendo fotos hasta conocer a la enfermedad y ver cómo iba evolucionando”.
“En ese momento también hacía trail running, es decir, carreras, y tuve que suspender todo. Después me empezaron a llamar, pero para cubrir con el dron”, agregó.
Misiones desde el aire
El cuadro médico, sumado al contexto de pospandemia, lo llevaron a iniciar la aventura de retratar su querida Misiones:”Fue así que con mi señora empezamos a recorrer la provincia los fines de semana, decíamos: ‘Bueno, ¿hoy a dónde vamos?'”.
“Íbamos, grababa los videos y armaba un reel y así poco a poco comencé a hacer contenido audiovisual”, comentó.
“Lo mío es todo sin fines de lucro, no pretendo obtener ganancias de esto, lo hago por disfrute en mis momentos libres como docente de geografía y buen misionero que quiere mostrar su provincia”, resaltó.
“Me interesa mostrar Misiones desde otra perspectiva, desde el aire, tanto en imágenes como en videos”.
“Quiero mostrar mi provincia”
Horacio relató que, mediante gestiones y el permiso del Ministerio de Ecología, pudo volar sobre parques provinciales como los Saltos del Moconá, el Teyú Cuaré, Salto Encantado y del Peñón de Mbororé.
“Más tarde le cedí las imágenes al Ministerio de Turismo para que las pueda usar”, agregó.
Su mayor sueño, no obstante, es poder volar su dron en las Cataratas del Iguazú: “Llego a tener la posibilidad de volar en Cataratas y yo ya estoy hecho con mi vida. Es uno de los atractivos internacionales más conocidos”, aseguró.
Horacio comentó que ya solicitó el permiso al Parque Nacional Iguazú, pero que debido a unos requisitos que le faltan cumplir, como poseer el Certificado de Competencia de Piloto a Distancia (VANT/SVANT), todavía no puede hacerlo: “Mientras tanto seguiré recorriendo mi provincia”, señaló.
El fotógrafo agregó que otros lugares que le gustaría registrar dentro del territorio argentino son el Parque Nacional Los Glaciares (Santa Cruz) y Puerto Madryn (Chubut).
En un intento por equipararlo con la emoción que sintió al volar en los Saltos del Moconá, Horacio expresó: “La satisfacción que yo sentí no te la puedo describir por una llamada”.
“Muchos me dicen: ‘No sirve de nada’, pero para mí sí, yo quiero mostrar mi provincia”, defendió.
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“Rodolfito”, el dron
En 2021, sus seguidores bautizaron como “Rodolfito” al dron que lo acompaña a todas partes.
“Cuando compré el dron y comencé a compartirlo en historias, la gente me decía ‘podemos ponerle un nombre’, y así fue que armamos una encuesta donde las personas iban proponiendo distintos nombres y quedó Rodolfito”, contó.
“Es gracioso porque ahora la gente me ve y dice: ‘Ahí viene el papá de Rodolfito’, o nos contratan a los dos”, añadió.
Una pasión y una profesión
“Todo el material que voy haciendo recorriendo mi provincia, lo voy agregando a mi banco de imágenes para poder mostrar en clase después”, comentó el docente.
Entre los ejemplos que detalló y compartió con sus estudiantes, describió los límites de la provincia de Misiones en la frontera seca con Brasil: “Tengo imágenes de Bernardo de Irigoyen, de San Antonio, de la zona de Andresito, donde incluso le pude mostrar cómo es el curso del río San Antonio, por ejemplo, que nace de una vertiente”.
“Todos esos recursos multimediales los implementó dentro de mis clases”, explicó.
“A veces la gente me critica y me dice: ‘Vos estás mostrando solo lo lindo y no mostrás lo feo’, y yo le digo que no muestro lo lindo ni lo feo, muestro lo que es, lo que está dentro de mis posibilidades”, concluyó el docente y director.
Historias
Silvina Sisterna, la artista posadeña que fue invitada del presidente irlandés

Silvina Sisterna es una artista visual posadeña que desde 2018 vive en Dublín, la capital de Irlanda, país al que llegó solo con la idea de perfeccionar su inglés, pero con la pandemia del coronavirus decidió quedarse. Tras estudiar un Máster en Bellas Artes, consiguió exponer con otros artistas latinos, y en marzo fue recibida por el presidente irlandés, Michael D. Higgins. “Me siento muy entusiasmada por lo que se viene”, dijo a La Voz de Misiones.
El año pasado, Silvina lideró el proyecto “Puntos de encuentro” del colectivo Nepantla -palabra Náhuatl que significa entre medio- en el Photo Museum Ireland. Junto a otras siete artistas latinas exhibieron fotografías, textos poéticos y un video de siete minutos donde cada una ofrecía su propia historia como migrante.
“Es como ese estado de umbral, que uno se encuentra a veces, sobre todo siendo migrante, que uno piensa estoy acá, pero no soy de acá. Estoy pendiente de lo que pasa en mi país o en mi casa, entonces uno está un poco dividido, escindido en ese punto de vista, y es por eso la idea de estar en el medio”, explicó Sisterna.
Irlanda es un país de mucha inmigración, “pero como el tema del lenguaje puede ser una barrera, existen estas posibilidades de trabajar con comunidades. Aquí se llama Social Engaged Art, que sería como Arte Socialmente Comprometido”, detalló.
“La política apoya a las diferentes comunidades y existe todo ese movimiento, y básicamente lo que llego a hacer es inspirar ideas y que trabajemos juntos y colaboremos en proyectos juntos”, agregó.
En Posadas, Sisterna comenzó a incursionar en la fotografía antes de viajar a Europa, adonde además desarrolló otros recursos en las artes visuales. “La fotografía es mi punto de partida, porque me interesa como experimentar con otras técnicas que van más allá de la fotografía. Existen otras maneras de hacer fotografía sin cámara, y que son sustentables con respecto al medioambiente que se llaman cianotipias. Hoy en día está de moda todo eso, al menos veo un montón”, apuntó, y consideró que dentro de cualquier disciplina del arte debe haber mucha experimentación. “No está mal cometer errores, no tenés que hacer ‘la obra de arte'”, reflexionó.

Sisterna estudió un Máster en Bellas Artes , lo que le permitió sumarse a un colectivo artístico
Invitada del presidente Higgins
En marzo pasado, para el Saint Patrick Day, el día que se celebra al Santo Patrono de Irlanda, Silvina fue una de las artistas migrantes invitadas para un encuentro que contó con la presencia del presidente de ese país, Michael D. Higgins. “El presidente de aquí es muy querido. Lo llaman the people president’, como el presidente del pueblo, de la gente”, indicó la artista misionera.
“El primer ministro sería como el presidente de Argentina. El presidente de acá está más dedicado a otros temas. (Higgins) fue uno de los creadores de esta organización, Create, que antes se llamaba Café. Ellos fueron los que me incluyeron a la lista de invitados, en San Patricio, y justo era el último para él, porque es el último año de su mandato”.
Con la extrema-derecha en crecimiento y con políticas públicas que imponen rigurosas condiciones migratorias, Silvina reconoce que el panorama es de total incertidumbre. “Veremos que pasará en el futuro político de Irlanda, porque siempre han sido muy inclusivos con todas las comunidades”.

Con las artistas. Tatiana Dos Santos, Fatoumata Gandega, Michael Higgins y Silvina Sisterna.
Caminar con total libertad
Los primeros cuatro años fueron los más duros para la posadeña, particularmente por el crudo invierno que se siente entre diciembre y marzo, con pocas horas de luz, mucho viento y frío. Hay, como en tantos otros lugares de Europa, una crisis habitacional en la que es muy costoso acceder a un alquiler y, de conseguirlo, no hay otra que compartir el espacio con otras personas.
“La gente es muy amable, el irlandés en general. Siempre dispuesto a ayudar”, remarcó. “Me siento muy segura caminando. Que te digan cosas en la calle no son comunes acá, y uno camina con mucha más libertad, entonces eso para mí es un antes y después de vivir en Latinoamérica”.
Silvina atraviesa a pie de una punta a la otra de Dublín, una ciudad antigua pero más pequeña que la mitad de Posadas, en las que hay horas pico donde se pone difícil tomarse un taxi, que es costoso, o un colectivo, que no es tan eficiente.
“El servicio del transporte público es mejor en Argentina. Acá son de dos pisos y eléctricos, pero tienen muy poca frecuencia y solo van al centro. No hay subterráneo. Le falta mucho que desarrollar. Hoy en día recién están poniendo buses que funcionan las 24 horas. Pero cuando yo llegué, era hasta las 12.30 de la noche y se acabó. Y entonces solo quedan taxis que son carísimos”.
No obstante, parte de la tarifa en invierno, cuando es más costoso, el gobierno irlandés subsidia una parte; y el servicio de agua potable es totalmente gratuito para sus 5,3 millones de residentes.
Pese a todo ello, “no tiene punto de comparación la salud pública: acá sale muy caro todo. Se paga todo y no son muy buenos. Hay cosas que cubren, como tema de HPV o cáncer de útero, pero para lo demás uno tiene que ocuparse, y es carísimo. No es muy bueno, hay listas de espera de meses para que te hagan un tratamiento”, detalló.
Los primeros cuatro años fueron muy complicados para Silvina, no solo por el clima antagónico a su calurosa Posadas, sino porque “me vine con un inglés muy básico”, reconoció. “Entendía la mitad de las cosas que me decían. Pero ahora, puedo ir y hablo en inglés en público. Eso está muy bueno. Antes me costaba hablar en español y hoy en día ya no es un tema para mí. Ya es mucho más fácil, uno se va superando a sí mismo”.
Cuando apenas llegó a la isla, se puso a perfeccionar su inglés, compartiendo espacio con otros hispanohablantes, un trabajo part-time asignado, pero siempre dentro de un circuito muy pequeño.
“Hoy en día estoy en un estudio artístico, con artistas irlandeses. Comparto la casa con otros irlandeses. Entonces siento que me estoy integrando mucho más a la comunidad. La gente me va conociendo también. Todo eso, y es como…hace dos años y medio, cuando terminé el Máster. Nadie me conocía, y me siento muy entusiasmada por lo que se viene”.
Foto gentileza de Maxwell Photography
@lavozdemisiones Silvina Sisterna, la artista posadeña que fue invitada del presidente irlandés Silvina Sisterna es una artista visual posadeña que desde 2018 vive en Dublín, la capital de Irlanda, país al que llegó solo con la idea de perfeccionar su inglés, pero con la pandemia del coronavirus decidió quedarse. Tras estudiar un Máster en Bellas Artes, consiguió exponer con otros artistas latinos, y en marzo fue recibida por el presidente irlandés, Michael D. Higgins. “Me siento muy entusiasmada por lo que se viene”, dijo a La Voz de Misiones.
Historias
Pablo Areguatí, el indio guaraní que gobernó Malvinas en el siglo 19

Es un personaje cuasi desconocido. Su nombre asoma de vez en cuando, siempre para el 2 de abril, el aniversario de la guerra de 1982, por las mismas islas por las que peleó con el grado de comandante 158 años antes.
Su nombre es Pablo Areguatí, un indio guaraní nacido en 1780, en lo que antiguamente era San Miguel Arcángel, uno de los siete pueblos jesuitas ubicados en la margen oriental del río Uruguay, donde su padre ejercía como corregidor, y que hoy es la ciudad de San Miguel das Missoes, en el estado brasileño de Río Grande do Sul.
La historia no ofrece mucho testimonio de su derrotero en los convulsionados años que le tocó vivir, más que algunas referencias puntuales que lo presentan como hombre de armas y estratega militar, y una trayectoria coronada como gobernador de las Islas Malvinas en 1824.
Según el historiador misionero Pablo Camogli, Areguatí perteneció a la generación de indios y criollos que, tras la Revolución de Mayo de 1810 y el inicio de las luchas por la Independencia, pudieron escalar socialmente y acceder a puestos administrativos y mandos militares, que les estaban vedados en los tiempos coloniales.
“Pardos, morenos, aborígenes y criollos en general, encontraron en la revolución el ámbito propicio para insertarse en la sociedad y ocupar espacios de mayor o menor trascendencia, pero siempre novedosos con relación a las posibilidades que tenían en los siglos anteriores”, escribe Camogli en su portal MTH.

La reducción jesuítica de San Miguel Arcángel, lugar de nacimiento de Pablo Areguatí.
Areguatí tenía, además, a su favor, sus orígenes aristocráticos, en el seno de una familia con vínculos políticos y predicamento en el entorno del marqués Gabriel de Avilés y del Fierro, séptimo virrey del Río de la Plata, que le posibilita estudios de gramática, lógica, filosofía y teología, en el entonces Real Colegio de San Carlos, que entre sus alumnos más notables tuvo a Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Bernardino Rivadavia y Vicente López y Planes, el autor del himno nacional; y que estaba ubicado en el mismo solar que, hoy, ocupa el Colegio Nacional de Buenos Aires.
La vida política y militar de Areguatí despunta en la localidad entrerriana de Mandisoví, la antecesora de la actual Federación, erigida en 1.777 por Juan San Martín, el padre del Libertador, sobre asentamientos guaraníes existentes, y refundada por Belgrano en 1810, en una parada de su confiada marcha al Paraguay, donde caería derrotado en la célebre batalla de Tacuarí, que convirtió en mártir al niño correntino Pedro Ríos, y dio inicio a la leyenda del “tamborcito de Tacuarí”.
Belgrano nombró a Areguatí, alcalde y comandante general de milicias de Mandisoví, cargo desde el que enfrentó a los hombres de José Gervasio Artigas y su Liga de los Pueblos Libres, liderados por otro indio guaraní exiliado de la historia, Domingo Manduré, que lo derrotó y lo obligó a volver a Buenos Aires, donde se gestó la empresa que lo devuelve a la memoria cada abril.
En las islas
Imposible saber qué conocía Areguatí de las islas Malvinas cuando el destino lo cruza con Luis Vernet y su socio caído en desgracia, Jorge Pacheco, un veterano de guerra y dueño de saladeros, empobrecido, en la Buenos Aires del siglo 19.
Gracias a la ayuda de Vernet, el gobierno porteño le otorga a Pacheco el permiso para actividades ganaderas en Malvinas, que habían sido incorporadas formalmente a las Provincias Unidas del Río de la Plata el 6 de noviembre de 1820, marcando la continuidad de la presencia española en las islas desde 1767 hasta 1811, con más de 30 gobernadores coloniales.
Vernet consigue también que Areguatí sea nombrado comandante y todos se embarcan, a fines de 1823, en la flota compuesta de dos bergantines, el Fenwich y Antélope, y la goleta Rafaela, capitaneada por el indio guaraní, educado por los jesuitas y apadrinado por Belgrano.
Llevan pertrechos y cañones. Areguatí se propone defender la plaza de los piratas anglosajones de entonces, que tomarían, finalmente, las islas nueve años después, con el desembarco del capitán británico James Onslow, al mando de la corbeta Clío, la expulsión de las autoridades locales y el inicio de una ocupación colonial de 192 años.

El asentamiento en Malvinas, según una pintura de la época.
Cuenta el historiador argentino Felipe Pigna, que también indagó en el personaje, que Areguatí llegó a Puerto Soledad en febrero de 1824, al frente de una exigua tropa y una comitiva de peones con sus familias; Emilio Vernet, hermano de Luis y un comerciante inglés, identificado como Rupert Schofield.
“Durante seis meses al mando, soportando los rigores del clima, tratando de contener a los piratas norteamericanos e ingleses, hacer valer nuestra soberanía y de tornar prósperos sus negocios de ganadería y explotación de las loberías”, escribe Pigna.
“El inglés Schofield resultó ser un alcohólico que poco hizo por el proyecto ganadero. La situación era muy difícil de sostener y el gobernador guaraní debió renunciar y regresar a Buenos Aires”, relata.
Las crónicas no recogen los pormenores de la actuación de Areguatí en Malvinas. No hay relatos de escaramuzas y hazañas, terrestres y navales. Nada que retrate su indudable valor y arrojo en el campo del honor, en un territorio hostil, desconocido y muy distinto del verde y rojo de toda su vida.
El comandante Areguatí regresa exhausto y decepcionado al Río de la Plata. La burocracia porteña no lo abandona y es designado funcionario de la Aduana de Buenos Aires, primero; y, después, oficial de justicia. Muere en 1831, dos años antes de que los ingleses tomaran las islas, y a casi dos siglos de distancia de que su nombre volviera a retumbar entre los ecos de una guerra que se anotó en la historia para siempre.
Historias
Un día con Geraldine Madelaire: arte callejero y resistencia

Son contados los segundos que dura el show. Cuando las luces rojas se encienden, es momento de acelerar y de retirarse cuando el verde asoma. La artista toma sus clavas y comienza a lanzarlas al aire mientras recorre la senda peatonal. Con el rabillo del ojo observa a los automovilistas, buscando algunas sonrisas. Hace 15 años, Geraldine Madelaire decidió que el arte no solo sería su pasión, sino su forma y sustento de vida.
En una entrevista con La Voz de Misiones, Geraldine relató sus inicios en el arte callejero, enumeró los desafíos que enfrenta y contó cómo percibe la respuesta del público.
La música como refugio y motor
Hace más de diez años, transitó una separación y, tras haber sido ama de casa toda su vida, Geraldine se preguntó qué recursos tenía para salir adelante. Insertarse en el mundo laboral a los 30 años no fue sencillo. “Comencé a revolver, revolver y revolver. Entonces encontré a la música y la cocina, que son mis pasiones. Así fue como me convertí en una… cocinera musical”, recordó.
Aunque hoy no tiene miedo de tomar el micrófono, animar al público o construirse un vestuario llamativo, al principio la vergüenza fue su principal barrera. Comenzó tocando en grupo, acompañando a otros artistas que ya tenían experiencia en la calle. Se limitaba a tocar el tambor en la vereda, evitando dar un paso hacia la calle, temerosa ante la mirada del público.
“Yo pensaba que hacer música callejera era como bajar un escalón, pero después me di cuenta de que nada que ver, porque la misma puesta en escena que tenés que poner en un escenario, la ponés en la vereda, en la calle o frente al shopping”, comentó sobre sus inicios.
Sin embargo, un día se encontró sola y, sin la posibilidad de volver a su hogar con los bolsillos vacíos, se llenó de coraje e hizo un show unipersonal por primera vez.
En ese camino, la artista formó grupos musicales con discos de estudio, como Mizioneros Reggae, y actualmente forma parte de Tercer Ojo. Respecto a las oportunidades para sostenerse económicamente de la música, contó que “cuando no hay posibilidades de que te contraten acá o allá, vos sabés que si salís a la calle, te traés la plata”.
@lavozdemisiones🎤 Geraldine Madelaire: 15 años de arte callejero en Posadas Hace 15 años, tras una separación, encontró en la música y la cocina su forma de salir adelante. Pero el camino no fue fácil: tuvo que romper el miedo y la vergüenza para animarse a tocar en la calle, algo que logró primero tocando en grupo. Hoy, con años de experiencia, muchas personas le dicen que jamás se animarían a hacer lo que ella hace, y para ella eso es una señal de lo valioso que es su trabajo. #LaVozdeMisiones♬ sonido original – La Voz de Misiones
El show justo en el lugar correcto
Combinando la música con el malabarismo, la entrevistada explicó que, si un artista logra encontrar un buen lugar y realizar un gran show, con esta profesión se puede conseguir un salario similar al de un trabajo de oficina.
“Más de dos o tres horas no se puede actuar. Nosotros cantamos sin micrófono ni amplificadores, entonces después de ese tiempo se pueden lastimar las cuerdas vocales o los dedos, ¡más aún si hace frío!”, describió mientras mostraba que, para esta entrevista, sus amigos y vecinos trajeron desde el barrio un equipo de sonido especialmente para la ocasión. Este trabajo le permitió sacar adelante a su familia y sostenerse junto a uno de sus hijos, que aún vive con ella.
La artista considera que no es una cuestión de “no valorar el arte”, sino que la situación económica afecta a todos por igual y no hay suficiente efectivo circulando para colocar en la gorra. En la Plaza San Martín, con estudiantes, trabajadores y jubilados circulando a su alrededor, toma el micrófono y comienza a cantar uno de sus temas propios. La gente sonríe, otros evaden la mirada y algunos acompañan con los pies, sentados en su lugar.
“Yo aprendí a no tomármelo personal. Hay gente que quizás perdió su trabajo o se le murió la mamá, entonces no te podés enojar. Aprendí que no es conmigo, sino que cada uno tiene su vida. Sin embargo, creo que en el fondo, a todos les gusta”, reflexionó sobre la actitud del público.
El arte como salvación y encuentro
La música y el arte la llevaron a recorrer distintos lugares, como Córdoba, Buenos Aires y Brasil, y comentó que el público siempre es ambiguo. “A mí me tocó estar cantando y que la gente llore”, relató mientras, detrás suyo, un adolescente con uniforme escolar se anima a pedir una guitarra y toca “El Anillo del Capitán Beto”.
Geraldine no considera necesario ser un virtuoso en la guitarra o tener una voz única e inigualable. Para ella, lo importante es el mensaje y la entrega. “El arte, por más pequeño que sea, es valioso porque puede salvar una vida”, afirmó con convicción.
El sol va bajando en la plaza y las últimas notas resuenan en el aire. Un pequeño grupo aplaude con entusiasmo, otros dejan caer algunas monedas en la gorra. La artista sonríe y agradece, consciente de que, en cada presentación, el arte sigue cumpliendo su propósito: conectar, emocionar y, quizás, cambiar una vida.
Antes de despedirse, Geraldine compartió una última reflexión: “Cuando paso mucho tiempo sin cantar o tocar en la calle, lo extraño. Porque en esos lugares conozco gente, conecto y siento que todos somos iguales”.
Para ella, la calle es más que un escenario: es un espacio de encuentro donde el arte borra diferencias y acerca a las personas.
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