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Tres rastros de ADN comprometen a acusado de matar a prestamista colombiano

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prestamista colombiano acusado Casso Acosta

Tres rastros de ADN recolectados en la escena del crimen comprometen severamente la situación del colombiano Brayan Damián Casso Acosta (29), uno de los dos imputados que enfrenta un juicio oral por el homicidio de su compatriota Gustavo Gallego Rojas (32), un prestamista que el 27 de febrero de 2021 fue ultimado a puñaladas en su casa del barrio Yacyretá de Posadas.

La licenciada en Genética Jimena Brower fue una de las dos testigos que compareció hoy en la tercera audiencia del juicio que se desarrolla en el Tribunal Penal Uno y ante las partes brindó precisiones respecto a los cotejos genéticos realizados en el marco de la causa que se tramitó ante el Juzgado de Instrucción Siete. 

A pedido del fiscal Martín Rau, Brower realizó una introducción respecto a los procedimientos y técnicas utilizadas para llevar adelante su trabajo científico, para luego detallar los resultados obtenidos.

De esta manera, repasó que tres muestras genéticas levantadas de un barbijo incautado en la escena del crimen, de un picaporte y de una perilla de lavatorio arrojaron un alto índice de compatibilidad con el ADN de Casso Acosta.

“Se utiliza el índice de verosimilitud, que muestra una razón de probabilidad. Cuanto más grande, cuanto más sobre 1 es el resultado, más se acercaría a la verdad. Si tenemos valores por debajo de 0, tendríamos que pensar que tendría más fuerza la probabilidad de que una persona desconocida esté aportando a la muestra. En este caso tuvimos un resultado mayor a 1”, explicó Brower.

El debate continuará mañana, a partir de las 9, con la toma de declaración por videoconferencia a otros dos testigos.

El caso tiene un segundo imputado, identificado como José Ramón Ramírez (30). Los dos acusados enfrentan cargos por “homicidio agravado por criminis causa y robo en concurso real”, figura que prevé prisión perpetua.

En la primera jornada de juicio Casso Acosta declaró por primera vez en la causa y admitió haber mantenido un altercado con la víctima, aunque afirmó que no tuvo intención de provocar la muerte de Gallego Rojas, sino que el desenlace fatal se produjo en medio de un intento de defensa.

“Había un cuchillo y él me ataca primero. Yo le agarro la mano y ahí fue que yo me corto. Yo no quería lastimarlo, quería que se quede quieto. Me acuerdo que tiré dos puntazos hacia adelante. Prácticamente no me acuerdo nada, fue muy rápido todo. Yo me desconozco”, sostuvo el imputado, que además pidió perdón lo sucedido a un hermano de la víctima. 

Ayer declaró el médico que realizó la autopsia y detalló que en el cadáver de la víctima contabilizaron 25 heridas punzo cortantes, precisando que una de ellas alcanzó a perforar el ventrículo derecho del corazón, por lo que se trató de la estocada letal.

FOTO: El Territorio

Perito detalló que prestamista asesinado tenía 25 cortes en el cuerpo


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Perito detalló que prestamista asesinado tenía 25 cortes en el cuerpo

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prestamista asesinado

El juicio oral por el asesinato del prestamista colombiano Gustavo Gallego Rojas (32) continuó esta mañana con la declaración de los primeros testigos de la causa, entre ellos un perito forense que detalló que la víctima presentaba un total de 25 heridas punzo cortantes en diferentes partes del cuerpo, además del primer amigo del fallecido que ingresó al departamento para constatar lo sucedido. “Era una carnicería”, graficó.

La segunda audiencia del debate que se desarrolla en el Tribunal Penal Uno de Posadas comenzó con la toma de testimonial vía Zoom a un colombiano que trabajaba para Gallego Rojas pero actualmente reside en Brasil, en tanto que los demás citados a comparecer lo hicieron de manera presencial.

El primer testigo de la fecha aseguró que apenas supo del asesinato de su “parcero” sospechó de Brayan Damián Casso Acosta (29), otro colombiano que también trabajaba para la víctima en el negocio de los préstamos gota a gota en Posadas y que ahora enfrenta juicio por “homicidio agravado criminis causa y robo en concurso real”, que prevé prisión perpetua.

“De inmediato sospeché de Brayan porque ellos ya tenían una diferencia de antes. Brayan le debía plata a Gustavo”, indicó Santiago Valencia, quien también afirmó haber recibido amenazas de muerte por parte de Casso Acosta, información con la que el fiscal Martín Rau ya contaba, aunque pidió que el tribunal arbitre los medios necesarios para conocer el estado de situación de dicha causa.

Casso Acosta también es colombiano y enfrenta una acusación que prevé prisión perpetua.

Corazón perforado y más heridas

Minutos más tarde declaró el doctor Joaquín Heredia, uno de los profesionales médicos que intervinieron en la autopsia realizada al cadáver del prestamista asesinado y ante las partes enumeró y detalló las múltiples heridas cortantes relevadas durante el examen forense.

“El cuerpo tenía múltiples lesiones punzo cortantes en distintas regiones y lesiones que eran potencialmente mortales. Esas eran tres y estaban en la región cardíaca del tórax. Una vez que abrimos el cuerpo encontramos una perforación del ventrículo derecho del corazón, que eso es una causa de muerte”, precisó Heredia ante la primera consulta del fiscal Rau.

Luego, detalló que “el informe se acompañó con un esquema donde están separadas las lesiones por las zonas que afecta” y enumeró: “6 en la cabeza; 4 en el cuello; 8 en el tórax; 2 en la región lateral izquierda; 3 en el dorso; y 2 en el dorso del brazo izquierdo”.

Según definió Heredia, todas esas heridas tenían “características de vitalidad”, es decir, que fueron producidas cuando la víctima aún con vida, al tiempo que sostuvo que ninguna lesión compatible con “signos de defensa”.

Y todo lo descrito por el profesional médico luego fue graficado por Edison Arlei, colombiano amigo de Gallego Rojas y uno de los primeros en ingresar a la escena a la hecho ante los llamados de alerta.

“Esa noche fue un sábado. Yo me iba a ver con Gustavo, que era como un papá para mí porque me ayudó mucho desde mi llegada a Argentina. Siempre nos veíamos los sábados, pero ese día un cliente se demoró en pagar y no llegué a la hora que habíamos concordado”, lamentó Edison.

El testigo narró que esa noche recibió un llamado por parte de Ariel Vázquez, un vecino de Gallego Rojas, quien le había alertado sobre gritos provenientes de la departamento de la víctima, además del accionar sospechoso de dos hombres que habían estado en el lugar previamente.

“Nos llamó Ariel diciendo que se habían apagado las luces del departamento y que se oían golpes. Cuando llegamos no pudimos entrar. Yo me asomé por la ventana y en el piso había una carnicería. A mí como era el más chiquito después me metieron por el balcón y yo fui directo al cuarto, que estaba todo saqueado y había sangre por todos lados”, describió.

Edinson recordó que como no encontraba al dueño de casa pensó que Gallego Rojas había alcanzado a irse malherido a algún hospital, hasta que buscando la llave llegó hasta la zona del lavadero y se topó con el cadáver de su amigo. “Seguro que ya estaba muerto pero yo como amigo lo primero que pensé fue por ahí aún estaba vivo”, señaló.

Gustavo Gallego Rojas fue asesinado a puñaladas dentro de su casa en la chacra 103 del barrio Yacyretá.

Los movimientos

Entre los testigos de hoy también declaró Emilio Jara, quien conoce desde pequeño a José Ramón Ramírez (30) -el otro imputado en la causa- y por eso se sintió “traicionado” cuando cayó en la cuenta de que había sido usado por el muchacho que ahora también enfrenta una posible prisión perpetua.

Jara contó que el viernes 26 de febrero de 2021, un día antes del crimen de Gallego Rojas, Ramírez golpeó la mano de su casa pidiéndole pasar una noche en el lugar. “Era época de pandemia y me dijo que había venido desde Corrientes para presentarse a un laburo. Vino con otro señor, que no sabían quién era”, recordó.

El testigo recordó que los dos jóvenes usaron su auto de prestado en la tarde del sábado 27 y tras devolverlo en horas de la noche volvieron a salir, pero cuando regresaron por última vez se encontraban “transpirados y nerviosos”.

“Vinieron y José me pidió la llave mi auto y uno de los dos sacó un cuchillo finito, de mango blanco, no muy largo. Ahí se fueron nuevamente”, ratificó hoy Jara cuando se leyó su declaración brindada durante la etapa de instrucción de la causa.

En ese lapso de tiempo que se ausentaron de la casa de Jara fue que ambos imputados visitaron a Gallego Rojas y así lo prueba el testimonio de Ariel Vázquez, quien atendía un kiosco frente a la casa de la víctima en la chacra 103 del barrio Yacyretá de Posadas.

Vázquez también declaró hoy y recordó: “Ese día Gustavo me compró una cerveza y me preguntó si me iba a quedar hasta más tarde porque estaba esperando gente. Después de eso me quedo fumando en la ventana y veo pasar a los dos muchachos que estaban ahí. Yo salí preocupada por mis hijas que estaban tomando tereré en la vereda. Una de ellas después entró a la casa, asustada y llorando. Ahí contó que escuchó ruidos del departamento y vio cuando salió uno de los muchachos con la ropa ensangrentada”.

El kiosquero agregó que después de esa situación fue hasta la casa de Gallego Rojas para ver qué había sucedido, pero nadie le atendió, tras lo cual llamó a los amigos del dueño de casa, entre ellos a Edinson, quienes finalmente acudieron y entre todos lograron entrar al departamento para descubrir el crimen.

En medio de su relato, tras una intervención del fiscal Rau, el testigo viró hacia su derecha y reconoció a los dos imputados presentes en la sala como aquellos dos “masculinos” que protagonizaron la secuencia descrita.

Casso Acosta es defendido en este debate por la letrada particular Lilia Vargas, mientras que Ramírez cuenta con el patrocinio del defensor oficial Mario Ramírez. El juicio oral continuará mañana con más testigos y se extenderá hasta el 30 de septiembre.

El proceso se desarrolla ante el Tribunal Penal Uno de Posadas, presidido por el magistrado Gustavo Bernie e integrado por sus pares Viviana Cukla y Fernando Verón (subrogante).

Acusado de matar a prestamista colombiano se defendió y pidió perdón


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Acusado de matar a prestamista colombiano se defendió y pidió perdón

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prestamista colombiano

El crimen del prestamista colombiano Gustavo Gallego Rojas (32) llegó a juicio hoy. La hipótesis acusatoria sostiene que un compatriota suyo, junto a un posadeño, lo torturó y mató a puñaladas para robarle $70.000, aunque el principal acusado alega que actuó en defensa propia ante un primer ataque por parte de la víctima y en torno a ambas posturas girará el debate que prevé extenderse hasta el 30 de septiembre.

Los involucrados son el también colombiano Brayan Damián Casso Acosta (29) y el posadeño José Ramón Ramírez (30), quienes llegan a esta instancia acusados por el delito de “homicidio agravado por criminis causa y robo en concurso real”, figura bajo cual son pasibles de ser condenados a la pena de prisión perpetua.

Yo no quería lastimarlo. Quería que se quede quieto. Me acuerdo que tiré dos puntazos hacia adelante. Fue muy rápido todo, prácticamente no me acuerdo de nada. Yo me desconozco. No soy así”, se defendió Casso Acosta esta mañana, al momento de comparecer ante el Tribunal Penal Uno de Posadas, presidido por el magistrado Gustavo Bernie e integrado por Viviana Cukla y Fernando Verón (subrogante).

La declaración del extranjero, que también es prestamista, se dio luego de la lectura del requerimiento de elevación a juicio de la causa, documento formulado por la fiscal de instrucción Patricia Clerici y donde se plasma una hipótesis diametralmente opuesta a la versión brindada por el imputado.

El debate oral comenzó hoy en el Tribunal Penal Uno de Posadas y continuará hasta el 30 de septiembre.

La acusación

El crimen de Gallego Rojas se registró el 28 de febrero de 2021, poco después de la medianoche, en su departamento ubicado en la chacra 103 del barrio Yacyretá de Posadas. 

Al llegar al lugar, los efectivos policiales intervinientes se toparon con el colombiano sin vida en la zona del lavadero. La autopsia luego marcó que el cuerpo presentaba al menos 15 heridas cortantes en distintas partes, aunque la lesión mortal fue un puntazo que causó perforación cardíaca. 

En su dictamen, la fiscal Clerici reconstruyó que los dos imputados habían venido desde Corrientes y que esa noche llegaron caminando a la casa de Gallego Rojas, quien les abrió la puerta porque se conocían de antes ya que los extranjeros habían trabajado juntos en el préstamo de dinero.

Una vez dentro, subieron el volumen de la música, cerraron la ventana, redujeron a la víctima y lo trasladaron hasta el lavadero, donde fue torturado a fin de que revele donde tenía dinero guardado. 

La acusación plantea que mientras Ramírez sostenía a Gallego Rojas, Casso Acosta aplicó el puntazo final y juntos huyeron del lugar con una caja de seguridad que contenía 70.000 pesos y 600 dólares, aunque minutos después regresaron para buscar las llaves del cofre y llevarse el arma homicida. 

La hipótesis se sostiene en base a declaraciones de testigos que vieron a ambos involucrados ingresando al departamento de la víctima, como así también rastros de ADN compatible con Casso Acosta que fueron levantados de un picaporte y de una canilla del lavadero, entre otras evidencias recolectadas a lo largo de la investigación llevada adelante por el magistrado Miguel Mattos, titular del Juzgado de Instrucción Siete de Posadas.

“No quería hacerlo”

Esta mañana, tras oír la lectura de dicho requerimiento, Casso Acosta decidió declarar por primera vez en la causa y pasó ante el estrado del tribunal para defenderse de las acusaciones.

El imputado narró que llegó a Argentina en 2013 y que siempre se dedicó a la venta de muebles y al préstamo de dinero. Dijo que conoció a Gallego Rojas gracias a un pariente y que en 2019 decidió venir a Posadas para trabajar junto a quien terminaría siendo la víctima en esta causa.

Con el tiempo empezaron las diferencias. Hice mis reclamos y él nunca me respondía, así que empecé a trabajar solo, por mi cuenta. Una vez nos encontramos, discutimos y dijo que me iba a pagar, pero eso ya fue para mediados de 2020”, narró el extranjero.

Luego, recordó que un conocido le advirtió que Gallego Rojas “quería sacarme del camino” y poco fue después fue citado por su compatriota para jugar al pool. “Me llamó la atención de repente su ataque de amistad”, reveló Casso Acosta.

El imputado señaló que después de ello volvió a trabajar en Corrientes, pero en febrero de 2021 regresó a Posadas para “cobrar una platica” que había quedado pendiente de los préstamos realizados y fue en esas circunstancias que se reencontró con Gallego Rojas.

“Él me seguía escribiendo que quería arreglar las cosas. A mi no me interesaba el dinero, yo solo quería volver a vivir a Posadas para estar con mi hija. Ese día no sé cómo saqué coraje y fui”, expresó.

“Como yo estaba con Ramírez fui con él. Me voy a lo de Gustavo. Él abre la puerta, se ríe y me hace pasar. Yo pasé al baño y escuché un ruido. Cuando salgo él estaba peleando con Ramírez, entonces yo me meto y él se cae sobre una ventana”, relató.

Y continuó: “Había un cuchillo y él me ataca primero. Yo le agarro la mano y ahí fue que yo me corto. Yo no quería lastimarlo, quería que se quede quieto. Me acuerdo que tiré dos puntazos hacia adelante. Prácticamente no me acuerdo nada, fue muy rápido todo. Yo me desconozco”.

El posadeño José Ramón Ramírez es el otro imputado y hoy se abstuvo de declarar.

Casso Acosta argumentó que después del hecho entró en shock y que cuando se vio ensangrentado pensó que el herido era él, pero al sacarse la remera notó que estaba ileso.

“Desesperado agarré y me fui. Por el camino Ramírez me golpeaba la espalda y yo como que no reaccionaba. Yo no entendía lo que estaba pasando”, alegó.

El extranjero fue detenido horas después. Él asegura que iba a entregarse. “Yo me iba a entregar. Me estaba despidiendo de la mamá de mi hija que estaba embarazada y ahí me agarraron”, argumentó.

Antes de cerrar su deposición, pidió perdón: “Al hermano de Gustavo, quiero pedirle perdón por lo ocurrido. Fue algo que no quería hacer, esa persona no era yo”.

A diferencia de Casso, Ramírez optó por no declarar y su abogado defensor oficial, Mario Ramírez, adelantó que se opone a la acusación, advirtiendo que la participación de su cliente en el caso fue “secundaria”, ante lo cual solicitará que al final del juicio el joven sea incorporado el régimen de prueba para poder acceder a las salidas transitorias. 

El debate continuará mañana, a partir de las 8, con la declaración de los primeros testigos.

El extranjero imputado es defendido por la abogada particular Lilia Vargas, en tanto que en el debate también interviene el letrado Ignacio Peña como querellante y en representación del Ministerio Público Fiscal se encuentra el fiscal Martín Rau.


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Ramón Amarilla quedará detenido en la cárcel de Cerro Azul

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Ramón Amarilla

Tras ser detenido anoche en el marco de una nueva causa iniciada esta semana por “intento de sedición y conspiración”, el suboficial mayor retirado Ramón Amarilla será trasladado a la Unidad Penal VIII de Cerro Azul, según confirmó al portal Norte Misionero el jefe de la Policía, el comisario general Sandro Martínez.

“El juez (Fernando Verón) ordenó el traslado del suboficial retirado Ramón Amarilla a la Unidad Penal de Cerro Azul y eso se está haciendo en este momento. No sé si declaró o no, pero el traslado se está realizando por una manda judicial”, reveló el mandamás de la fuerza provincial esta tarde.

Amarilla, al igual que otros siete agentes policiales, fueron detenidos ayer, durante una serie de procedimientos simultáneos ordenados por el magistrado Fernando Verón, titular del Juzgado de Instrucción Tres, tras conocerse una serie de chats que daban cuenta de un plan para desestabilizar a la cúpula de la Policía e iniciar una nueva revuelta.

La maniobra salió a la luz gracias a la detención el lunes el oficial ayudante Diego Hernán Correa, a quien se le incautó el teléfono celular y de allí se recuperaron los diálogos que mantenían los involucrados a través de un grupo de Whatsapp llamado “Solo Cola”.

En esas conversaciones, los involucrados planificaban un nuevo levantamiento, aunque esta vez con medidas muchos más extremas que la protesta con acampe que se extendió desde el 17 hasta el 29 de mayo pasado.

En esta ocasión, los agentes bajo sospechaban hablaban de provocar incendios de pastizales para luego sustraer móviles de los Bomberos y replicar la maniobra con patrulleros de distintas comisarías.

“Llamar al 911 en simultáneo y hacer incendio de malezas, o cerca del Parque de la Ciudad prender fuego. Que vayan los bomberos. Ahí hay que estar atento, apresto. Una vez que baja el chofer agarrar el móvil. Y así las demás jurisdicciones”, fue el audio que envío uno de los ahora detenidos.

Una vez que el informe pericial llegó a manos de la Justicia, el magistrado Verón libró las respectivas órdenes de detención, que se cumplieron entre la tarde y noche de ayer.

El último en ser detenido fue Ramón Amarilla, quien no estaba en su casa pero cerca de las 22 se presentó en la Jefatura de Policía por calle Félix de Azara y desde ahí fue trasladado a la comisaría Segunda en compañía de su abogado defensor, el ex juez penal Ramón Grinhauz.

Esta mañana, uno de los máximos referentes de los policías en protesta fue llevado al juzgado que dirige Verón y allí se dispuso su posterior traslado a la cárcel de Cerro Azul, donde también están presos los hermanos Germán y Sebastián Kiczka.

“Con esto se pudre copado”: los chats sobre el armado de otra revuelta policial


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